lunes, 1 de febrero de 2016

Los globos de Nobsa





Entre las palmeras Cica que decoran la plaza central, muchos ancianos se sientan en las bancas a saborear los helados del carrito Cream Helado. Como es usual en la región cundiboyasence, el sol junto con el viento frío producen una irritación particular en las mejillas. Desde cualquier punto de la plaza se divisa, aparte de la cúpula terracota de la iglesia barroca las múltiples ruanas colgadas en los negocios. Son de muchos colores y diseños, pues es un pueblo fabricante de ruanas de lana de oveja. También se divisa acercándose Adolfo Zárate, de contextura delgada y baja estatura junto con un colaborador.

Tranquilo, con unos folios en su mano derecha, comienza una charla sin más antesalas que el saludo, como quien se encuentra con un viejo colega para hablar sobre planos y proyectos. “Una noche hace veinte años mi mamá salió al patio de la casa…Vio una luz grande del tamaño de la Luna, más o menos. Brillaba hacia los lados del camino de Cruz de la Culebra y mandaba dos chorros potentes de luz hacia el filmamento, pero desapareció como si nada. Fue ahí cuando conocí el fenómeno y no he dejado de investigarlo”.


Adolfo Zárate es ingeniero civil, y secretario de Desarrollo del pueblo. Investiga el fenómeno ovni haciendo caminatas con la gente y analizando fotográficamente experiencias. Con equipos propios y lo que le pueden suministrar en la alcaldía, emprende sus caminatas mayoritariamente al Cerro de la Cruz de Aranda, donde ha pasado derecho hasta el día siguiente para captar imágenes.

En dicho cerro, cuenta el ingeniero, que hace 153 años un sacerdote de apellido Aranda enterró la famosa cruz porque los extraños avistamientos fueron considerados manifestaciones del demonio “Hace 153 años, imagínese, en esa época nadie creía en el fenómeno ovni, entonces le echaban la culpa al pobre diablo”…Cuando Zárate no corre con suerte de divisar algo, conserva la esperanza y la paciencia de un niño. Sabe que algo más allá existe. No se frustra. 

“El 31 de diciembre del 2005 tipo 3 pm, en ese mismo bosque, se presentó un elemento brillante, que parecía un lucero, del tamaño de, mm un poquito más pequeño que la luna…Se desplazó hasta la altura de la fábrica de cemento y reposa allá como media hora, de ahí en adelante empieza a devolverse. Dura una hora en el trayecto. La verdad, había gente que decía que era un globo, pero yo me ponía a pensar, qué clase de globo vuela así? Uno que tenga una tecnología muy tremenda, porque además cambiaba de color. Un amigo, Adrián, lo llamé y el captó con su cámara la fotografía que salió en los medios”. Posteriormente los habitantes volvieron a ver un círculo luminoso a las 9 am en el Cerro de la Cruz. Pese a que en el pueblo hay fenómenos frecuentes más que en otros lugares del departamento, los habitantes no son devotos a creer. Nadie dice que cree, pero tampoco niegan el fenómeno. Es como un acontecimiento cualquiera en el que ponen su interés cuando sucede, y se olvida luego

Con su lenguaje de ingeniero habla sobre otro tipo de objetos que su ojo capta de tal forma que pueda relatarlo a los que están interesados y a los que no, también, si le preguntan. “Otra vez, tipo 1 am sobre esas torres de conducción eléctrica a la altura de las nubes venían cuatro luces, a una velocidad constante, equidistante. Vienen hacia acá a unos 200 mts, forma un ángulo de 90 grados y viajan hacia el sur. Se regresan la que va adelante y se posesiona con la segunda, la tercera, la cuarta y vuelve y toma la delantera, y se van así como si fueran halados por una cuerda”. 

Zárate, acostumbrado a ganarse la confianza y la amistad de muchos, se reunió una vez con un concejal, que labora en un municipio cercano, quien quiso confiarle un avistamiento. Un objeto translúcido de forma irregular  “el concejal, haga de cuenta que vio  como una membrana que se la llevaba el viento”.

En otra ocasión se dirigió a una vereda para escuchar el relato de una campesina. “En una vereda, Dichó, via Nobsa-Duitama, una señora afirma que soñó días antes que una especie de criatura le avisaba algo. Era otro idioma…Días después sale de su casa a la 1 am, para necesidades fisiológicas porque vive humildemente en el campo…Al salir ve una luz más grande que su casa, inmensa. Cuando entró a llamar al hermano a avisarle, salen y ya no ven nada..Pero que constantemente en ese bosque ven luces de menor tamaño…”

Pero el que ha sido quizá el hecho más misterioso de la localidad, ocurrió en el barrio Nazaret, a cinco minutos del pueblo. “En un lote quedaron unas huellas de una nave que tienen la forma de prácticamente este parque: en el centro un circulo de unos 15 mts de diámetro en contorno a una circunferencia de menor diámetro...Esa huella quedó plasmada en fotografía...Un señor mmm Jaime, fue curioso y la tomó...Eso fue hace unos 10 años, pero esas fotos las tiene el”. Las huellas fueron plasmadas en un terreno donde no sube ningún tipo de vehículo. Con movimientos suaves de los manos, Adolfo trató de ilustrar el peso del artefacto y la forma de las huellas, representando el hundimiento del pasto, como tratando de explicar que ningún aparato que conocemos pudo haber hecho eso en ese lugar.

Zárate entusiasmado, reconoce a un hombre que tuvo un avistamiento y lo detuvo “Jaime nos puede decir algo…Jaime! Mire, el es Jaime Moreno" El hombre con disposición y mucha amabilidad comentó “Vi un aparato quieto, estacionado, muy grande y después vimos otro aparato transportandose muy lento, sin cambio de luces y a la hora algo que bajó hasta cierta altura, se detuvo y otra vez se devolvió a una velocidad con la que venia, muy rápido…La gente decía que era una cometa” 

“Buenas extraterrestre!”  Llama Adolfo a otro hombre con jocosidad. El hombre, Neftali Siachoque, estuvo el mismo día en que identificaron huellas extrañas en la montaña: “tan solo una vez en el sector, allá encima de esa loma de Santa Ana, estábamos en una caminata, yo soy caminante, subimos po allá, atravesamos y estando en ese recorrido se me ocurrió acercarme a unos eucaliptos que olían a quemado...La sorpresa era que había un circulo de unos 4 a 6 metros de diámetro. Tenia unas paticas cuadradas hundidas, no recuerdo si eran tres o cuatro…La forma era perfecta, las huellas muy evidentes. Nosotros pensamos en el momento nada pero después es que me puse a pensar en todo: por allá es camino de herradura y empinado, cómo llegó eso allá? O quién lo puso? Eso fue hace unos seis años”.


De vuelta a la plaza central, Zárate abrió paso en el piso para mostrarnos una huella, no de un objeto extraño sino de un homenaje que se encontraba en toda la pintura en el piso del pueblo. En el 2004, casi remodelado ese punto de la plaza, Adolfo pidió a Guido, un artesano encargado de pintar y pegar las baldosas, que dibujara en una un platillo volador, asunto que captó la aprobación de muchos habitantes del pueblo. Debido a que el arquitecto encargado no le dio permiso al pintor para colocarlo, Adolfo le pidió la baldosa de vuelta y meses después Adolfo decidió insistir y finalmente se instaló.

Y así pasó una tarde de un sábado cualquiera en Nobsa, Boyacá…Un hombre en una tarima pequeña habló por un megáfono recordando sobre el plazo de unas inscripciones. Entre el tumulto de gente y el ruido, Adolfo iba saludando a conocidos y amigos. Todos ellos tenían algo para contar relativo a los extraños globos.

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